Hasta este lejano rincón del este de China, el Templo del Alma Escondida, he llegado para descubrir, mas bien para ratificar, que los anhelos de todo ser humano son los mismo, indistintamente de su procedencia. Que el alma, al igual que esta construcción delicada y dedicada a ella, puede ser difícil de encontrar, pero que si no lo proponemos, finalmente la hallaremos en el silencio y la intimidad de nuestro ser interior. Jóvenes y viejas generaciones, todos buscan encontrarse a si mismos.Todos anhelan alcanzar una respuesta.